¿Te imaginas levantarte por la mañana y dejar de saber hacer aquello que siempre has hecho con destreza y casi con total naturalidad? Caminar, escribir, cocinar, tocar un instrumento hasta incluso montar en bicileta. Parece ficción, pero es realidad. Lo que podría ser un mal día no lo es. Es el principio del fin. Todo lo que sabes, has aprendido e incluso estudiado durante años desaparece de golpe y porrazo de tu cerebro. Mejor dicho, està ahí, en tu cabeza, pero no recuerdas cómo ejecutarlo….
Un virus desconocido ha penetrado en tu interior. Boicotea tu propio YO y anula tu propia existencia. Algo así com un software malicioso emponzoña tu cerebro. Día tras día, noche tras noche. Como si un jacker de cerebros hubiera secuestrado tu propio YO.
Peor aún. Ese jaker eres tu mismo…
Esta es la historia del protagonista de Bocca Chiusa traducido del italiano boca cerrada. La historia de un músico que acalló su trompeta por ese virus malicioso y al que sólo él mismo podrá derrotar, o no.
Explicar ese proceso personal tan íntimo ha sido mi principal reto. Durante dos años la cámara ha ejercido de testigo de ese proceso de aniquiliación y posterior reconstrucción interior del protagonista, aún sabiendo que la presión podría generar algún efecto secundario no deseado. Algo así como tratar de acercarse a la bestia para analizarla y fotogragfiarla sin despertarla o, al menos, no enfurecerla.
Quizá entender eso de que el miedo al peligro es mucho peor que el peligro en sí mismo me ayudó a convencer al protagonista a dejarnos entrar en ese mundo interior y oscuro, donde anida ese mónstruo malicioso. No ha resultado tarea fàcil. En ocasiones el mismo flash, el foco de la càmara, alimenta ese virus maligno, aunque tambíen es cierto que en ocasiones, la mayoría, lo ha disipado.
Esa ha sido nuestra labor. Viajar al núcleo. Entrar sin hacer ruido, explorar y analizar el porqué de ese cortocircuito y salir de ahí cuánto antes.
Mi objetivo ha sido poner de manifesto y dejar constancia de una realidad desconocida, inexplicable y dolorosa para quienes la sufren y quienes les rodean. Aunque también, muchas veces oculta por el propio sujeto que la padece. Algo que no hace más que aumentar y multuplicar el sufrimento.
Bocca Chiusa es pues el resultado de un viaje emocionante a la parte más críptica del ser humano: el cerebro, el músculo más esudiado, el más desconocido y el más poderoso. Este es el resultado de una inmersión a esa recodo de la mente donde habitan aquellos mónstruos que producen los sueños de la inconsciencia y la razón.
Joan Martí Mir
Director